Después de todo el conflicto que generó la concesión de la obra
de la Vía de Evitamiento a Odebrecht, resulta que ahora, aparte de tener un ex
gobernador regional en la cárcel por aceptar una coima y dos más en
investigación, les debemos más de 1000 millones de soles a organismos
internacionales.
Tal parece que esta obra que se está cayendo a pedazos nos está
saliendo más cara de lo previsto.
La deuda se contrajo entre el 2007 y 2016, con el fin de
ejecutar más de 300 proyectos de inversión aprobados, pues se indica que por la
caída del precio de los combustibles, a nivel internacional, los recursos asignados
por canon disminuyeron en el país.
Y pensar que el 30% de esta deuda corresponde también a la obra
del Hospital Antonio Lorena, otro elefante blanco que durante años solo ha
causado molestias y dolores de cabeza, en lugar de empezar a cumplir la misión
por la cual fue construido: Atender a la población.
Es un triste linaje de 3 gobiernos sumidos en la deuda que
inició durante la gestión del expresidente regional, Hugo Gonzáles Sayán, se
duplicó con la gestión de Jorge Acurio Titto y continúa con el actual
gobernador Edwin Licona Licona.
Pero ¿por qué hablar de esto? Porque gracias a una deuda de tal
cantidad de dinero, sumado a los soles ya gastados y mal invertidos, teniendo
en cuenta también los manejos por lo bajo gracias al cáncer que llamamos
corrupción, las gestiones en ejecución de obras, que con mucho optimismo
esperamos que salgan bien, serán afectadas, no realizadas y jamás concretadas.
Como ya es costumbre, el pueblo cusqueño se quedará esperando lo
que soñó recibir, pero nunca obtendrá lo que merece por la incompetencia de sus
gobernadores, cusqueños que deberían pensar primero en el bienestar de la ciudad antes que en su propio bolsillo.